miércoles, 6 de junio de 2007

jeffrey eugenides - las vírgenes suicidas


Bueno, era de suponer que esto iba a suceder: algunas leeríamos los mismos libros y la gracia era hacer un análisis distinto, o no sé, quizás no tenga ninguna gracia y ni siquiera nos den ganas de comentarlos entre nosotras.

Las Vírgenes Suicidas* es el tipo de libro que me gusta porque la mirada nunca es desde tanta altura. Siempre de lejos, pero de abajo. Y supongo que me gustan porque 1) Soy adolescente y 2) Crecí en un pueblo como los de los libros que me gustan, donde no hay demasiada diversión y ves más árboles y verde que cemento.

El asunto es que en Las Vírgenes Suicidas la mirada es adolescente y veraniega (todos los días me parecen soleados en estos libros, el sol confabulado con las familias para que nadie crea que algo va mal) y están todos los chicos del barrio muy obsesionados, y sabe mi madre cuán obsesiva soy. Ellos están obsesionados con las Lisbon, hijas de un profesor de matemáticas y una dueña de casa, ambos protestantes y fanáticos. El libro comienza poniendo toda la carne a la parrilla: ya en la primera hoja sabes que todas las hermanas Lisbon se suicidarán. Y que Cecilia es la primera en intentarlo. Luego, de a poco, y quizás por culpa de Cecilia (¿tengo yo corazón para culpar a una treceañera muerta del dejo de una madre?) las cosas comienzan a funcionar mal. O empieza a notarse que en esa casa las cosas funcionan mal, como si la mujer perfecta de "Esposas Desesperadas", la colorina, un día dejara de ser tan perfecta y se notara que su marido le pide que le orine encima y todas esas cosas que le pide y a ella no le gustan. Y luego las cosas se ponen mucho peor, terminando todas las Lisbon muertas.

Creo que esta novela podría estar incluso a la altura, en mi ranking personal, de Lolita, de Nabokov, aunque superar al amante de las lepidópteras es algo muy difícil.
Tiene una partecita, unas 10 hojas, algo floja, pero aún así le doy 10 pelusas de ombligo.


*El título, en cualquier caso, miente, pues tendría que ser Las Vírgenes Suicidas + una promiscua. Lux Lisbon estaba lejos de ser virgen.

7 comentarios:

jonibani dijo...

EN ESTE CASO ESTÁ BIEN PORQUE YO NO ME ESFORCÉ EN ESCRIBIR NI LA MAS MÍNIMA FRASE INTERESANTE CON RESPECTO AL LIBRO. CONCONRDAMOS EN QUE ES UN BUEN LIBRO, DE TODAS MANERAS.

jonibani dijo...

PROPONGO BLOG DE CINE. INTERESADOS LEVANTAR EL DEDO MEÑIQUE.

Socram dijo...

quien dijo esto: no tratis de analizar cine!

Me acuerdo y me rio.

Quiero ver las virgenes.

Anónimo dijo...

yo ni ahi con el cine. (soy la coni)

Henry Lee dijo...

NI AHÍ CON EL CINE, LA ULTIMA PELÍCULA QUE VI FUE COMO HACE DIEZ AÑOS, OSEA QUE FUE COMO BAMBI O ALGO ASÍ.

Anónimo dijo...

parece que te gustó...



"Así Paul Auster empieza a sufrir la maldición del escritor. Suponte que escribes en una hoja de papel cuanto ves y piensas. Si escribes en una hoja de papel cuanto ves y piensas, poco a poco la vida parece no transcurrir en el presente: la vas escribiendo, y es como si la vieras ya pasada, muerta, como si vieras en la cara de un niño la cara que tendrá cuando viejo. Escribes la vida, y la vida parece una vida ya vivida. Y, cuanto más te acercas a las cosas para escribirlas mejor, para traducirlas mejor a tu propia lengua, para entenderlas mejor, cuanto más te acercas a las cosas, parece que te alejas más de las cosas, más se te escapan las cosas. Entonces te agarras a lo que tienes más cerca: hablas de ti mismo. Y, al escribir de ti mismo, empiezas a verte como si fueras otro, te tratas como si fueras otro: te alejas de ti mismo conforme te acercas a ti mismo. Ser escritor es convertirse en otro. Ser escritor es convertirse en un extraño, en un extranjero: tienes que empezar a traducirte a ti mismo. Escribir es un caso de 'impersonation', de suplantación de personalidad: escribir es hacerse pasar por otro."




y eso
tiene que ver
con lo que hablamos ayer
es casi lo mismo, cierto?

ya está todo dicho hueón
ya listo me voy chao beso

autopista dijo...

mi papá siempre decía que él se acordaba que bambi era buena. eso, y que alejandro sanz de verdad se llamaba alejandro sánchez.