Para la historia de sufrimiento y encargos que tengo con este libro, quizás debió volverme más loca. Debería tenerme dos semanas hablando sobre él (quizás suceda, pero estamos exactamente en el día post-leído) y hacerme recomendarlo a todas las niñas que pueda, y no sé si eso pase. Lo que no quiere decir que el libro no me haya gustado, porque sí me gustó.
Sophie Applebaum es la protagonista, y a una le van mostrando un pedazo de su vida en cada etapa. Y en cada etapa tiene un hombre, aunque a veces ese hombre puede ser su padre, uno de sus hermanos, Bob Dylan o Yisuscraist, que le importa más bien poco, porque es judía. Entonces, una no tiene que latearse con toooodo lo que le pasa en la vida, pero disfruta de las partes sabrosas, que vendrían siendo: el no poder entrar a una buena universidad porque nunca tuvo buenas notas en el colegio (cosa que me gusta porque, claramente, yo tampoco entraré a una buena universidad), la muerte de su padre, la reconciliación con la abuela que odió siempre, etcétera.
Lo único malo del libro es que el final es tan abierto que sientes que te estafaron, pero dentro de todo es muy divertido y Melissa Bank tiene un humor que me gusta demasiado.
1 comentario:
por fin.
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